martes, 14 de julio de 2009

"La marea está subiendo": Italia despierta del sueño berlusconiano

El Plural, 21 de junio de 2009


"La marea está subiendo": Italia despierta del sueño berlusconiano

“He decido fundar un partido. Si no entro en política acabo en la cárcel o me arruino”. La frase es de Silvio Berlusconi, allá por 1993. Dieciséis años después, el ahora primer ministro italiano vuelve a asomarse al abismo. Hasta ahora, nada le había erosionado: ni sus evidentes relaciones con la mafia, ni su imperio fundado sobre sobornos y corrupciones, ni su patente falta de respeto por la Constitución. Impasible ante todo. Hasta que llegaron las prostitutas y se empezó a hablar de cocaína.

Así es Italia. Y, quizás, no se diferencie tanto de España. Aquí, el caso Gürtel parece haber dado más votos que castigos al partido implicado y nos escandalizamos por los trajes de Camps con ceñidores de importación, cuando lo que debería asustarnos es la arbitrariedad con la que se puede haber repartido el dinero de todos entre los amigos de unos pocos.

Nada de nada
Marcello Dell’Utri, mano derecha de Berlusconi y cofundador del partido Forza Italia, fue condenado en 2004 a nueve años de cárcel. No pasó nada. David Mills fue condenado hace un mes por recibir sobornos de Berlusconi para mentir a su favor en un juicio. No pasó nada. Berlusconi modificó la ley para ser inmune ante los tribunales, o para mantener su monopolio televisivo y no ceder licencias. Nada de nada.

Miedo a la cocaína
Sin embargo, todo el país tiembla con unas fotografías subidas de tono de las fiestas privadas de Berlusconi. La hecatombe llega con las confesiones de cuatro jóvenes que dicen haber cobrado por pasar la noche con él y la Fiscalía de Bari le investiga por “inducción a la prostitución”. Y la puntilla puede llegar esta semana, si se confirman los rumores de que la cocaína también podría formar parte de ese peligroso cocktail lúdico-festivo.

La moral vaticana
Lo explicaba hoy Miguel Mora en El País, a través de una profesora romana y votante de Berlusconi: "La moral vaticana soporta machismo, cuernos y menores de edad; puede envidiar las fiestas con 25 velinas, admitir la corrupción e incluso los ajustes de cuentas. Pero los italianos jamás tolerarían que el nombre de un primer ministro se asocie con las drogas".

Alerta desde el posfascismo
Finalmente, da la impresión de que los italianos hayan despertado de un sueño profundo. Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de los Diputados y antiguo presidente del partido posfascista Alleanza Nazionale ha alertado de que "está en peligro la confianza del pueblo en la política y las instituciones". Resulta irónico que sea un antiguo nostálgico del fascismo quien dé la voz de alarma sobre el peligro que corre en Italia la democracia, pero es que Fini, ante una escuálida izquierda, se ha convertido en la única oposición cabal a Berlusconi. Interna, pero oposición.

Plaza cerrada
Más allá de las críticas políticas, el sentimiento está en la calle. Se ha ironizado con que Berlusconi había inventado el formato “plaza cerrada”, con mítines a los que sólo lleva a sus acólitos para que le jaleen. Pero ya no funciona. Esta semana fue abucheado en uno de estos actos por un centenar de personas: “¡Vergüenza!, quedáis sólo pobres comunistas”, les respondió Berlusconi a “estos analfabetos de la libertad”. Luego aseguró a su público que quienes le gritaban estaban “encabronados porque se despiertan por la mañana alegres, pero luego se dan cuenta de que tienen que ir a trabajar, se miran en el espejo y se fastidian la jornada”.

Sube la marea
Beppe Grillo (Pepito Grillo) es un cómico que se ha convertido en un icono de la crítica al poder desde su blog Vaffanculo (sobra la traducción). El otro día fue invitado a hablar ante una comisión del Senado y no se mordió la lengua: “Este Parlamento no tiene nada que ver con la democracia. Seis personas han elegido quien debía ser diputado o senador. (…) Queridos miembros de la comisión, sois ilegales, inconstitucionales y antidemocráticos. Por respeto a vosotros y a los italianos, deberíais dimitir ahora mismo”. Grillo sintetizó su intervención en una frase que refleja la situación mejor que mil periódicos: “Ahora queréis limitar el derecho del ciudadano a ser informado. Yo sólo os digo una cosa: la marea está subiendo”.