martes, 29 de diciembre de 2009

Berlusconi lanza el 'partido del amor' y pide diálogo a la oposición

El País, 28 de diciembre de 2009


Berlusconi lanza el 'partido del amor' y pide diálogo a la oposición

Volverá a la actividad política el 7 de enero, cuando los hematomas de la agresión de Milán hayan desaparecido de su rostro. Mientras, a Silvio Berlusconi no se le ocurre alejarse de la escena pública y, apostando por un método personal y de probada eficacia mediática, no deja de llamar por teléfono a programas de televisión y radio desde su mansión de Arcore (Milán). Lo ha hecho cuatro veces en tres días. En sus intervenciones hace gala de un gran espíritu navideño. Predica concordia y diálogo con la oposición para pactar reformas institucionales y en la Constitución.

Dos semanas después de que un hombre le hiriera con una estatuilla del Duomo, Berlusconi dice que "el clima político ha mejorado". "Los italianos que me animan a seguir alcanzan el 67%, según el último sondeo. Recibí más de 200 ramos de flores en el hospital. ¡Juntémonos los de buena voluntad! El amor vence sobre todo, no sólo sobre el odio, que hace violentas contra el adversario político a las mentes más débiles", dijo.

Así, Berlusconi da vida a una inédita criatura política, el partido del amor, que "contrasta con las fábricas de mentiras, extremismo y odio. Y habrá reformas en 2010", dijo en una llamada al telediario de la primera cadena de televisión pública. Il Cavaliere ha cogido desprevenida a la oposición.

Tras días de desconcierto, el Partido Democrático, la mayor fuerza del centro-izquierda, puso condiciones: "Dialogo sí, inciucio [trapicheos] no", dijo Pierluigi Bersani, secretario del PD. "Rechazamos el esquema: ellos se fabrican solos las leyes para salvar a Berlusconi de sus problemas judiciales y con nosotros hacen reformas institucionales", declaró Dario Franceschini, también del PD.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Berlusconi, agredido por un hombre al término de un tenso mitin en Milán




El País, 13 de diciembre de 2009


Berlusconi, agredido por un hombre al término de un tenso mitin en Milán

Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, ha sido agredido esta tarde en Milán al término de un mitin celebrado en la plaza del Duomo. El agresor, un hombre de 42 años llamado Massimo Tartaglia y sin antecedentes penales, ha lanzado un objeto metálico contra Berlusconi cuando éste saludaba a sus seguidores y estaba a punto de entrar en el coche oficial para abandonar la plaza.

En una primera versión de los hechos se había señalado que Berlusconi había recibido un puñetazo, aunque finalmente ha cobrado fuerza la versión de que habría sido alcanzado por un objeto contundente lanzado por el agresor, quien llevaba diez años recibiendo tratamiento psiquiátrico en el hospital Policlinico de Milán, según informan varias agencias de información.

El primer ministro, sangrando copiosamente por la boca y con la expresión desencajada, ha sido metido en un primer momento en el vehículo por sus escoltas mientras el agresor era detenido. Luego ha vuelto a salir del coche y se ha puesto de pie en el estribo buscando con la mirada al agresor, quizá para asegurar a sus seguidores que estaba bien.

Algunas agencias han informado de que la multitud ha intentado linchar al agresor. Berlusconi ha sido trasladado al hospital San Rafael, donde se le han realizado pruebas médicas. Las primeras noticias señalan que el primer ministro tiene dos dientes afectados por la agresión y algunos cortes en la cara, y que pasará las próximas 24 horas en observación.

Todas las fuerzas políticas han condenado de inmediato el ataque, que el líder de la Liga del Norte, Umberto Bossi, ha calificado como un "acto de terrorismo".

La cita de Berlusconi con los milaneses se había anunciado como un baño de masas de reparación al primer ministro por la complicada situación, política y privada, que atraviesa desde hace meses. En la plaza del Duomo, el Pueblo de la Libertad comenzaba la campaña de reparto de carnés entre los militantes.

Berlusconi comenzó su discurso bromeando, diciendo que su ministro le había tendido una emboscada porque le había montado un mitin con el que no contaba. Tras lanzar las primeras críticas a la oposición, a la que calificó como "fábrica de odio, de envidia y de odio" y como "una izquierda impregnada de valores marxistas", Berlusconi se dirigió, bastante tenso, hacia algunos asistentes que protestaban llamándole "ladrón" y "bufón".

Spatuzza implica a Berlusconi y a Dell'Utri en los atentados mafiosos de 1993

El País, 4 de diciembre de 2009


Spatuzza implica a Berlusconi y a Dell'Utri en los atentados mafiosos de 1993

Unos minutos antes de las 12 del mediodía, en medio de un silencio sepulcral, entraba en la sala búnker del Tribunal de Turín Gaspare Spatuzza, el capo arrepentido de la mafia siciliana citado como testigo en el juicio de apelación contra el senador Marcello Dell'Utri, estrecho colaborador de Silvio Berlusconi desde la década de los setenta y condenado en primer grado a nueve años por complicidad mafiosa.

Spatuzza iba protegido por 10 carabineros de paisano y se tapaba la cara con una gorra azul. Fue sentado tras un biombo blanco que le protegía de las miradas de los más de 200 periodistas acreditados y del numeroso público, y comenzó su declaración diciendo: "Diré toda la verdad y no esconderé nada".

El interrogatorio ha empezado con retraso porque la defensa de Dell'Utri intentó frenarlo al considerarlo improcedente. El tribunal ha desestimado la petición y Spatuzza, de 45 años, que se hizo colaborador de la justicia en marzo de 2008 con la bendición de sus capos y el apoyo espiritual del obispo de L'Aquila, comenzó a relatar su historia.

Con voz segura, ha reconocido que desde 1980 hasta 2000 había pertenecido a una "organización terrorista mafiosa llamada Cosa Nostra"; ha recordado que formaba parte de la familia de Giuseppe Graviano, y ha admitido que fue condenado a varias cadenas perpetuas por "una cuarentena de asesinatos, secuestros de personas y atentados".

Ha aclarado que decía "terrorista" porque a principios de los años noventa, Cosa Nostra realizó varios atentados con bombas, "cosas que antes no hacíamos". Se acusó del atentado que mató al juez Paolo Borsellino, y admitió que la mafia celebró esa muerte y la del juez Giovanni Falcone en 1992, "porque eran nuestros enemigos principales".

El hombre de confianza de la familia de Brancaccio (Palermo) también se encargó de ejecutar otros atentados posteriores, en 1993 y 1994, en Roma, Milán y Florencia, que causaron diez muertos. Eran, dijo, atentados "anómalos": "Esos muertos no nos pertenecían; un día se lo dije a Giuseppe, que era como mi padre: 'Hemos matado a niños como la pequeña Nadia'. Él me dijo: está bien que los hayamos matado, así se mueve quien se tiene que mover".

La clave del relato llega en ese momento. Spatuzza recuerda una cita en 1994 con su capo directo, en Roma: "Me encontré con Giuseppe en el bar Doney de Vía Veneto, estaba contento como si le hubiera tocado la lotería. Nos sentamos y me dijo que teníamos que matar a unos cuantos carabineros para dar el golpe de gracia. Que habíamos obtenido todo lo que buscábamos gracias a la seriedad de las personas que habían llevado adelante esta historia, y no como esos cuatro cornudos socialistas que habían recogido nuestros votos en 1988 y 1989 y luego nos habían hecho la guerra", ha dicho.

"Me dio dos nombres, entre ellos el de Berlusconi", ha afirmado el pentito. "Yo pregunté si era el de Canale 5 y me dijo que sí, y que también estaba un paisano nuestro, Dell'Utri. Graviano dijo que gracias a la seriedad de estas personas teníamos el país en nuestras manos".

Más adelante, Spatuzza glosa un encuentro con Filippo Graviano, otro jefe del mismo clan, en la cárcel de Tomezzo, donde el boss cumple cadena perpetua. "En 2004 él estaba muy mal, yo le hablé de nuestros hijos, de no hacerles llevar la misma vida que nosotros... Me dijo que hiciera saber a su hermano Giuseppe que si no llegaba una cosa que tenía que llegar, habría que hablar con los jueces".

Ante la petición del fiscal Gatto de que explique "de donde debía llegar", Spatuzza vuelve a mencionar a Berlusconi y a Dell'Utri. ¿Por qué tardó tanto tiempo en hablar de ellos?, inquiere el fiscal. "Mi miedo a hablar del primer ministro era y es mucho. Cuando comencé a hablar con los fiscales antimafia, Berlusconi era primer ministro, y ministro de la Justicia uno (Angelino Alfano) que yo consideraba vice de Marcello Dell'Utri".

Spatuzza comenzó a alejarse de Cosa Nostra en 1999. "Inicié un proceso de arrepentimiento personal, un camino que ha sido muy hermoso y doloroso a la vez", ha dicho. Fue ayudado por el capellán de la prisión y por el obispo de L'Aquila, monseñor Mollinari, que le confesó "dos o tres veces", según contó.

Probablemente, una vez convertido a la religión, el pentito necesitaba ver revocada la excomunión que recayó sobre él por el asesinato de un cura siciliano, don Pino Puglisi. "Tengo que honrar a todos aquellos muertos, toda aquella tragedia. Pasé muchos años en el mal y ahora debo hacer el bien. Es mi deber", ha afirmado.

Las acusaciones de Spatuzza han sido calificadas de "absurdas" por Silvio Berlusconi. "Son acusaciones que se comentan solas. En Italia no hay nadie dispuesto a creer este absurdo", ha comentado a la salida del Consejo de Ministros.

Marcello Dell'Utri, que habló con los medios presentes en el Tribunal de Turín, ha dicho que el interés de la mafia es "hacer caer al Gobierno que está luchando contra Cosa Nostra como nadie lo había hecho hasta ahora". "Spatuzza es un arrepentido de la mafia, no de la antimafia", ha subrayado.

Los jueces quieren contrastar ahora la credibilidad del testimonio. El juicio de apelación de Dell'Utri proseguirá en Palermo el 11 de diciembre con las declaraciones de los jefes Giuseppe y Filippo Graviano a través de vídeo conferencia.